El jurado del premio Agustín Merello de la Comunicación ha decidido conceder esta distinción a la Maison des Journalistas (Casa de los Periodistas) de París, una asociación creada hace ocho años con el fin de ayudar a los periodistas represaliados que se ven obligados a pedir asilo en Europa.
Con este premio, el jurado quiere llamar la atención sobre la situación de desamparo que sufren los periodistas exiliados víctimas de la represión por el hecho de defender la libertad de expresión. Se pretende también evidenciar las dificultades que padecen para rehacer sus vidas y, sobre todo, para reinsertarse profesionalmente en Europa. La Maison des Journalistes es la fuente de inspiración de la Casa de los Periodistas de Cádiz, actualmente en tramitación.
La periodista Soledad Gallego-Díaz ha presidido el jurado de la XVII edición del premio convocado por la Asociación de la Prensa de Cádiz y Unicaja en memoria del periodista gaditano Agustín Merello. El jurado ha estado integrado además por los periodistas Carmen Sarmiento, Pablo Juliá, Óscar Lobato, Rafael Jiménez Claudín, Kitty Merello y Carmen Morillo, así como por Felipe Faraguna Brunner, director de la Obra Social de UNICAJA.
La Maison des Journalistes es una asociación fundada en el año 2000 que acoge y apoya a periodistas exiliados en Europa mientras tramitan el estatuto de refugiados políticos. Se trata de profesionales que se ven obligados a abandonar sus países contra su voluntad como consecuencia del ejercicio de la libertad de expresión. Dos años después de su creación, la asociación abrió una casa de acogida en París que cada año ayuda a más de treinta periodistas que intentan rehacer su vida y ejercer su profesión en Francia. La organización Reporteros sin Fronteras verifica las candidaturas de los periodistas que piden auxilio a esta asociación que no puede atender todas las demandas existentes. Desde su fundación, ha albergado a 110 periodistas procedentes de 40 países. Mientras son acogidos en la casa, durante un período máximo de seis meses, estos profesionales reciben alojamiento y manutención, así como la formación necesaria para intentar rehacer su vida en Europa. Medios de comunicación y el Fondo Europeo para los refugiados financian esta organización. Su ejemplo está fructificando en otros países europeos, de manera que está en proyecto abrir casas de seguridad semejantes en Berlín y Cádiz, ambas a imagen y semejanza de la casa parisina.
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